sobre los mecanismos sorprendentemente complejos detrás de la capacidad auditiva de las serpientes nos revela lo equivocados que estábamos. Los investigadores han descubierto que, a pesar de las suposiciones anteriores, muchas serpientes son capaces de escuchar sonidos en el aire y sentir vibraciones del suelo.
El equipo realizó 304 experimentos en 19 serpientes australianas criadas en cautiverio que abarcan cinco géneros (Acanthophis, Aspidites, Hoplocephalus, Oxyuranus y Pseudonaja; estas últimas son dos de las especies de serpientes más venenosas del mundo). Entre ellas había serpientes arbóreas y terrestres, así como constrictoras de cuerpo pesado y especies venenosas más pequeñas.
Para el experimento, reprodujeron tres frecuencias de sonido (ruido rosa) diferentes entre 0 y 450 hercios, dos que estaban en el aire y una que era una vibración del suelo, a serpientes criadas en cautiverio una a la vez, en una habitación insonorizada y observaron sus reacciones.
"Pero nuestra investigación, la primera de su tipo que utiliza serpientes que se mueven libremente y no anestesiadas, descubrió que sí reaccionan a las ondas de sonido que viajan por el aire, y posiblemente a las voces humanas", comentan los autores.
Pueden oír y reaccionar a los sonidos del aire
Las serpientes definitivamente reaccionaron a los sonidos solo en el aire, y esas reacciones dependían en gran medida del tipo de serpiente. Las serpientes taipán, las serpientes marrones y especialmente las víboras de la muerte tenían más probabilidades de alejarse del sonido. Sólo la pitón woma o pitón de Ramsay, tendía a moverse hacia el sonido (probablemente porque no necesita ser tan cautelosa como las especies más pequeñas ya que es una serpiente de hasta 2,7 metros de largo y 5 kilogramos de peso).
"Debido a que las serpientes no tienen oídos externos, las personas generalmente piensan que son sordas y solo pueden sentir vibraciones a través del suelo y en sus cuerpos", explicó Christina Zdenek, bióloga de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UQ, en su estudio publicado en la revista PLOS One.
Fuente:Muyinteresante